Preparándose para el futuro
El futuro está más cerca de lo que pensamos, de hecho está ahora mismo aquí . El futuro es lo que haremos cuando terminemos de leer estas palabras. Está a un segundo, a un minuto, a una hora. Las acciones que realizamos hoy son el futuro.
Con esta perspectiva en mente, ¿cómo podemos construir hoy un superyate del futuro? ¿Qué tecnologías podemos emplear para cumplir con las certezas conocidas del futuro, y al mismo tiempo evitar la obsolescencia de las incertidumbres que no conocemos?
Tradicionalmente, el transporte marítimo, los yates y las industrias marítimas han tenido un camino bastante fácil en lo que respecta a las emisiones, quizás por el hecho de que los aspectos contaminantes de las operaciones marítimas ocurren sobre el horizonte, o bajo el agua.
Esto ha cambiado progresivamente en los últimos años, y a través de MARPOL se ha implementado un control más riguroso de las emisiones de óxido nitroso y óxido de azufre, lo que ha provocado cambios drásticos en la tecnología que utilizan los barcos. La prohibición del combustible con alto contenido en azufre ha impulsado el aumento de los buques alimentados con gas natural licuado (GNL), y las nuevas normas nos han desafiado a encontrar soluciones avanzadas de postratamiento de los gases de escape. Estos avances tecnológicos frente a una normativa cada vez más estricta demuestran que la industria naval es capaz de cambiar de forma económica y sostenible, si se dan los factores adecuados.
El panorama normativo es cada vez más estricto, no sólo en lo que respecta a los contaminantes locales, como las emisiones de óxidos nitrosos, azufre y partículas, sino también a las emisiones globales de carbono.
Esto crea factores que nos empujarán hacia la futura descarbonización de la industria marítima, lo que llamamos las «Tres R».
En primer lugar, la regulación será un motor. Cuando la opinión pública se convierta en voluntad política, se formará la legislación y se establecerá el marco normativo.
En la actualidad, los Estados miembros de la OMI han fijado el objetivo de reducir las emisiones de carbono del transporte marítimo en al menos un 50% para 2050 (sobre la base de los niveles de 2008). El 17 de junio de este año, en el 76º Comité de Protección del Medio Marino de la OMI, se ratificó una hoja de ruta provisional de reducciones.
A nivel más local, se han establecido normas para prohibir totalmente las emisiones de carbono. A partir del año 2026, los Fiordos Noruegos de la UNESCO prohibirán la entrada de cualquier barco que emita carbono. Es muy probable que otras zonas del mundo, los denominados lugares de la «lista de deseos» que registran altos niveles de tráfico, sigan su ejemplo. Esto puede incluir muchas zonas de crucero de los superyates.
El segundo son los ingresos. En el mercado marino comercial, los motores serán económicos. El capitalismo impulsará la innovación para obtener una ventaja competitiva, todo ello en aras de la rentabilidad de los accionistas.
Sin embargo, actualmente hay muy pocas razones comerciales para que los operadores utilicen un combustible con cero emisiones de carbono. Todos los proyectos actuales en este ámbito están respaldados por subvenciones gubernamentales o por proyectos piloto. Aunque la capacidad de generar ingresos no es un problema, ya que un superyate es (en la mayoría de la flota) un artículo de ocio, podemos concluir que es demasiado pronto para comprometerse con un combustible de carbono cero en particular. Tenemos que mantener nuestra investigación y desarrollo centrados en una huella más amplia.
El tercero es la responsabilidad medioambiental. Muchas empresas se están adelantando, no sólo por la normativa o los ingresos, sino porque quieren ser socialmente responsables y tienen una política de sostenibilidad en el centro de su negocio.
Los clientes ya nos piden que diseñemos y construyamos embarcaciones que no dejen rastro ecológico, incluso que tengan un impacto positivo. Independientemente de la normativa, tenemos la responsabilidad de hacer avanzar la ciencia en la búsqueda del cero.
Sin embargo, aunque hoy en día es posible construir un superyate con cero emisiones, no existe una infraestructura global que lo sirva. La clave, creemos, no es comprometerse hoy con una solución futura concreta, sino seguir una estrategia a prueba de futuro.
Preparar un superyate para el futuro es el proceso de anticipar el futuro para poder elegir con conocimiento de causa el diseño, la configuración, la tecnología y las especificaciones que evitarán la obsolescencia dentro de la vida útil prevista del yate.
Hay muchas tecnologías de combustible posibles en el futuro que conducirán a una solución de cero emisiones. Podemos afirmar con certeza que ofreceremos una arquitectura avanzada totalmente eléctrica y ecológica.