¿Es sostenible el alto nivel ventas de yates de lujo?
El la presencia de posibles compradores en los salones náuticos de Cannes y Mónaco ha sido claramente positivo.
No cabe duda de que el negocio va viento en popa, pero conviene hacer algunas preguntas de precaución.
¿Hasta qué punto este repunte es simplemente el resultado de la euforia post-pandémica? ¿Continuará a medida que disminuya la crisis sanitaria? ¿Qué ocurrirá cuando se agoten las existencias de los barcos ¿Cómo afronta el sector los retrasos en la cadena de suministro y el aumento del coste de las materias primas? El sector de los superyates está integrado en la economía mundial y es notoriamente cíclico, por lo que ¿se trata de una burbuja a punto de estallar?
Arthur Brouwer, director general de Heesen Yachts, confía en que el actual boom sea únicamente pasajero. En su discurso de apertura durante la conferencia de prensa de Heesen al comienzo del Salón Náutico de Mónaco, se refirió a los años de euforia previos al colapso financiero del año 2008 antes de citar el resurgimiento de la economía mundial y los 660 nuevos multimillonarios creados durante la pandemia de Covid-19.
«El consenso del Foro Económico Mundial nos dice ahora mismo que la economía mundial avanzará entre un 5,5% y un 6% este año y podría ser incluso mayor», anunció. «La subida es enorme y lo que esperamos es que en la primera mitad de 2022 las economías vuelvan a los niveles anteriores a la pandemia. Eso significa que el impacto financiero de la crisis de Covid-19 se ha evaporado más o menos».
Añadió que a finales de agosto, Heesen ya había vendido tantos superyates como en todo el año anterior. Sin embargo, las comparaciones con los primeros años del nuevo milenio son menos realistas, ya que las cifras son muy inferiores a las de los años pico entre 2006 y 2008 y es probable que sigan así.
Marco Valle, director general de Azimut-Benetti, sostiene que los salones de Cannes y Mónaco confirmaron una tendencia al alza que ya se había iniciado en primavera y que ha llevado a un aumento masivo del valor de la producción en 2020.
«Digamos que a partir de marzo vimos un aumento significativo de la demanda que coincidió con la percepción de que lo peor de la pandemia había pasado, los barcos representaban un refugio seguro, la bolsa era positiva y las tendencias de consumo volvían a subir», señala. «La demanda aumentaba día tras día en todos los segmentos del mercado y, en particular, vimos muchas novedades en el segmento de menor tamaño. Esto representa tanto una oportunidad como una amenaza, porque si no cumples las expectativas de estos propietarios en cuanto a satisfacción del producto y servicio al cliente, no volverán a por más.»
Farouk Nefzi, director de marketing de Feadship, coincide en que la satisfacción del cliente es fundamental para mantener el impulso del mercado: «Tenemos que mantener el entusiasmo de los nuevos clientes», insiste. «Si lo miramos desde un punto de vista puramente analítico, podríamos concluir que el número de multimillonarios ha alcanzado un máximo histórico y que las ventas están ahí para largo. Sin duda, Covid ha influido en la disposición a comprar yates, por razones obvias, pero si durará es una pregunta muy difícil de responder.»
El mercado de seminuevos es tan activo como el de las nuevas construcciones, si no más. Sólo en el primer semestre de 2021 se vendieron más de 400 unidades de yates de segunda mano de más de 24 metros de eslora, casi el doble que en el mismo periodo del año anterior. Las embarcaciones usadas, grandes y pequeñas, también están cambiando de manos muy rápidamente, un punto de distinción entre la actual crisis sanitaria y la crisis financiera de 2008, a la que siguió un exceso de yates de segunda mano. Marco Valle cita un Azimut de segunda mano vendido por un concesionario el verano pasado: cuando el comprador original tuvo que retirarse, se revendió en 24 horas.
